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Buen ejemplo el de Sara, que obedecía a Abrahán llamándole “señor”; vosotras seréis hijas suyas, si hacéis el bien sin dejaros intimidar por nada.

Igualmente vosotros, maridos, convivid con ellas sabiendo que la mujer es un ser más delicado que merece un honor especial y que habéis de heredar junto con ellas el don de la vida. De esta manera tendréis asegurado el éxito de vuestras oraciones.

Hacer el bien sin miedo al sufrimiento

En fin, tened todos un mismo pensar, compartid penas y alegrías, portaos fraternalmente, sed misericordiosos y sencillos.

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